Por Manuel García Pérez
El
escritor Manel Alonso publica su nuevo poemario Quadern
per a Joan, un testimonio
desgarrador de la vida como sufrimiento y esperanza, un legado sobre la
inspiración ante la incertidumbre del futuro.
Manel
Alonso escribe Quadern per a Joan, un
poemario sobre las preguntas originarias que caracterizan nuestra condición humana.
Me ha
conmovido. Seguramente, porque me pilla en momentos bajos, pero no es una
excusa. El poemario de Manel, publicado por Neopàtria, es lo mejor que he leído
en mucho tiempo.
A estas alturas, fingir me estorba y me causa
sarpullidos. Y no puedo negar que estos poemas dedicados a su amigo Joan
Baptiste, desaparecido a causa de un cáncer, me han estremecido. Pero no
es un poemario exclusivamente elegíaco. El talento de Manel consiste en
que este libro es una reflexión profunda sobre la vida como una aventura
inútil, pero apasionante, siendo el existencialismo lo que rezuma en cada
poema: "Cerques respostes i trobes la bellesa, / la bellesa que es deixa
atrapar i modelar/ per la teua veu quan l´anomenes, /la bellesa a la qual un
dia/ vas jurar fidelitat eterna,/ la bellesa on resta oculta/ la resposta a tot
plegat" (pág. 21)
Pero ese existencialismo no conduce a la nada, sino a una
verdad, la certeza del dolor como experiencia física y nostálgica para el
creador y como sentimiento que alumbra la creación, que ilumina nuevos
espacios. El verso construye nuevos itinerarios, renovadas posibilidades de
mirar al futuro sin miedo, con la esperanza de haber adquirido, a través de ese
diálogo con el amigo enfermo, la destreza de la escritura como alejamiento de
todo, como una fuga en sí misma, como un ejercicio que busca en la herida una
aproximación al hecho de escribir como un fin propio.
La
realidad es lo de menos, el futuro, un fraude, la piedad, un síntoma de la
frustración. La esperanza solo es posible en ese diálogo entre Joan y Manel donde la
vida ya es otra, la vida del ahora y del después, la vida ante el umbral de la
muerte, ante la necesidad de abandonar el misterio, los recuerdos, las
anécdotas: "Des de la ditància/ els teus silencis es
mostren com el tornaveu/ de la desesperança" (pág. 34).
Ahora todo es puro, sincero. La enfermedad tiene esa
habilidad de curar lo que nos ha hecho banales, efímeros, mundanos, hasta
inútiles: "Em cou en la ferida oberta/ la dissort amarga dels teus
dies" (pág. 37).
La enfermedad rescata al hombre del grupo, lo hace único,
inédito, lo enfrenta a otra verdad, a aquella que reside en una escritura tan
personal como improductiva, porque Joan sencillamente no está. Y, sin embargo, son los poemas de
Manel los que resisten, los que ahondan en el aprendizaje insondable de saber
que morir es solo un tránsito, por mucho que duela: "Escolta, no estàs sol, /en la
foscúria se sent/ el rítmic batec d´un cor/ que es mou per tu" (pág.
44)
Publicado el 11 de julio de 2019 al Periódico
de Análisis y Opinión Mundiario