Por José Luis García Herrera
Este verano, en las
tardes estivales de Menorca, junto a la playa de son Xoriguer, en noches que
invitan a ejercer la poesía más allá de la palabra, he leído un hermoso libro
de poesía del poeta valenciano, de Puçol, Manel Alonso i Català, titulado Si
em parles del desig (Si me hablas del deseo). Un libro que mereció el
premio de poesía Antoni Matutano 2010-Vila d'Almassora.
Un libro que gira en
torno a uno de los temas más presentes en la poesía de Manel Alonso, el
erotismo, que ya viene plasmado, o evocado en la palabra deseo que aparece en
el título.
El cuerpo femenino,
las partes más sensuales y erógenas de ese cuerpo anhelado, deseado y
necesario, es el protagonista de esos poemas que, como piezas que van cayendo
tras un telón de sombras, completan o desnudan el placer y la fantasía evocadas
a través del sentido (de todos los sentidos) y del recuerdo de ese instante
donde dejamos de ser nosotros mismos para fundirnos en esa oleada de calor en
la que respiramos la vida con el ansia de asfixiarnos de vida.
Y el poeta se
detiene en las metáforas para expresar aquello que, por forzosa necesidad, por
mor del lenguaje poético, en homenaje a la tradición popular, debe cubrirse de
belleza y misterio. Así, los pechos son "pirámides turgentes", el
sexo es "tulipanes abiertos y rosados" y el pubis " pétalos de
terciopelo".
Unos poemas que
tejen y destejen la línea entre el erotismo y el sexo, que ahondan en ese
particular mundo interior (muchas veces inconfesable) del deseo, que encuentran
la palabra justa a través del tacto, que a través del tacto (real o soñado,
¿donde se enmarca la línea del deseo?) se hacen palabra y verso.
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Publicado el 29 de septiembre de 2010 al blog del poeta José Luis García Herrera
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